Uno de los grandes lujos de la vida es desayunar los trozos de pizza que sobraron la noche anterior. Y no aceptamos discusión. Pero si además sabemos conservar pizza casera de la manera adecuada, podremos disfrutar de su textura y sabor como si estuviera recién hecha, incluso cuando lleva varios días en la nevera o el congelador.
¿Que cómo conseguirlo? ¡Pues te contamos todos los secretos en este artículo de nuestro blog!
¿Cuánto tiempo se conserva la pizza casera?
La primera regla para saber cómo conservar pizza casera es conocer cuáles son los límites de seguridad y calidad de este plato. En este sentido, si te preguntas cuánto aguanta la pizza a temperatura ambiente, debes saber que si la temperatura es elevada, la pizza no debe dejarse más de dos horas por motivos de seguridad alimentaria. Ya que después de este tiempo, las bacterias pueden proliferar y ser peligrosas para la salud.
Mientras que si la pizza se guarda en el frigorífico, bien cubierta, puede mantener la buena calidad entre 2 y 3 días. Y si quieres conservarla durante más tiempo, la congelación es la mejor opción. Pues cuando está bien preparada, la pizza puede aguantar entre 1 y 2 meses sin perder una calidad excesiva.
Tener claros estos plazos te permitirá que cada porción sea segura y sabrosa cuando decidas recurrir a ella.
Enfriar correctamente antes de guardar
Uno de los errores más comunes al conservar pizza casera es meter la pizza caliente en la nevera o en un recipiente cerrado. Esto hace que el vapor que genera la pizza caliente se condense dentro del envase y convierta la base en una superficie blanda y húmeda. Para evitar que esto pase, la solución es dejar que la pizza alcance la temperatura ambiente (máximo 30–45 minutos) y entonces refrigérala.
Si tienes prisa, separa las porciones sobre una rejilla para que el aire circule por debajo y el calor se disipe antes de guardarlas. Esto reduce la humedad atrapada y mantiene la textura.
Cómo envolver y almacenar en el frigorífico
Para conservar la pizza en la nevera, lo ideal es usar materiales que eviten la entrada de aire pero que permitan un poco de respiración. Una opción práctica es colocar las porciones en un recipiente apto para alimentos forrado con papel de cocina (para absorber humedad), taparlo y consumir en 2–3 días.
Si eres de los que guardan muchas sobras, otra alternativa es apilar las porciones separadas por papel pergamino o papel film entre ellas y envolver el lote con film transparente. Evita apilar cuando la pizza tenga ingredientes muy húmedos (pesto, verduras muy jugosas) o abundante queso suave: en esos casos conviene almacenar porciones sueltas para preservar la base.
Congelar la pizza, una técnica para mantener la textura
Si la idea es conservar la pizza más allá de unos días, la congelación bien hecha es infalible. Aquí te explicamos cómo hacerlo para evitar quemaduras por congelación y ese toque crujiente que tanto nos gusta en nuestra pizzería en Granada a domicilio.
- Enfriar completamente. Igual que para el frigorífico, deja que la pizza alcance una temperatura ambiente antes de congelar. Si la pizza está muy caliente y la metes en el congelador, se formará humedad y cristales.
- Porciones individuales. Corta la pizza en porciones y colócalas sobre una bandeja con papel sulfurizado. Haz una primera congelación rápida (flash freeze) durante 1–2 horas para que las porciones se endurezcan.
- Envolver y sellar. Una vez firmes, envuélvelas en papel film y luego en papel de aluminio o mételas en bolsas herméticas para congelador. Si tienes una envasadora al vacío, úsala para eliminar el aire y reducir la oxidación y las quemaduras por frío.
- Etiquetar y fechar. Escribe la fecha en cada paquete. Aunque la pizza aguanta un par de meses en buen estado, siempre es útil saber cuánto tiempo lleva en el congelador.
Al seguir estos pasos evitarás que la pizza se reseque o se vuelva gomosa al descongelarla.
Recomendaciones según el tipo de topping
No todas las pizzas envejecen igual. Hay ingredientes que aguantan fenomenal y otros que cambian mucho cuando intentas conservar pizza casera. Por ejemplo:
- Ingredientes que aguantan bien. Quesos firmes, pepperoni, jamón cocido, champiñones cocinados y pimientos asados.
- Ingredientes problemáticos. Hojas verdes crudas (rúcula, espinaca fresca), tomates cherry crudos, salsas cremosas y mariscos. Estos ingredientes es mejor añadirlos en el momento del calentado.
Por eso recomendamos evitar poner encima de la pizza rúcula o ingredientes muy jugosos antes de refrigerar. Añádelos después de recalentar para conservar frescura y textura.
Cómo recalentar la pizza casera para recuperar el crujiente
Recalentar correctamente es la clave para que la pizza vuelva a brillar en su máximo esplendor. Aquí tienes unos métodos efectivos, desde el más simple al más elaborado.
- Horno tradicional. Precalienta a 200–220 °C y coloca la pizza sobre la rejilla o una piedra para pizza. Hornea de 6 a10 minutos hasta que el queso burbujee y la base quede crujiente. Es el método que queda más parecido a recién hecha.
- Sartén o plancha. Calienta una sartén a fuego medio-bajo, coloca la porción y tapa. En 4 o 6 minutos la base se crispa y el vapor de la tapa ayuda a que el queso se funda. Si quieres un extra de sabor, añade unas gotas de aceite de oliva justo antes de servir.
- Air fryer. Para porciones pequeñas, bastan de 3 a 6 minutos a 160–180 °C. Así recuperan el crujiente y calientan el relleno rápidamente.
- Microondas + sartén. Si solo tienes microondas, caliéntala 30–45 segundos y luego pasa la porción por una sartén caliente para restaurar la corteza. Evita usar solo microondas si la base crujiente es importante.
Evita recalentar a temperaturas demasiado altas durante mucho tiempo, porque resecarás la masa y el queso perderá su textura cremosa.
Consejos extra para mantener el sabor y aroma de la pizza durante más tiempo
Un truco sencillo para conservar pizza casera es guardar una pequeña bolsa con hierbas secas o un tarrito con albahaca/orégano en el frigorífico. De esta forma, al añadir unas hojas frescas o unas gotas de aceite de oliva virgen extra al recalentar, el aroma de la pizza se reactiva y la percepción de frescor aumenta.
Si congelas pizza casera con mucho queso, prueba a rociar con un poco de aceite de oliva antes de guardarla. Este ingrediente actúa como barrera y mantiene la grasa del queso estable durante el proceso de congelación.
¿Y si me quiero llevar pizza al trabajo o a un picnic?
Lo ideal es transportar la pizza en un contenedor rígido con algo de ventilación, o en una caja de cartón con papel absorbente. Si la vas a comer fría, elige toppings que aguanten bien sin recalentar (como embutidos, quesos firmes o pimientos). Y recuerda: no la dejes a temperatura ambiente más de dos horas.
Conclusión
Sigue este paso a paso y verás que es posible conservar pizza casera sin que pierda textura ni sabor.
Y si prefieres disfrutar de una pizza que ya viene pensada para aguantar y sorprender incluso al día siguiente, pásate por Pizzería Tradizione Italiana Granada o por Pizzería Tradizione Italiana La Zubia. Allí elaboramos pizza artesanal con ingredientes de cercanía y un cariño infinito. Aunque sentimos decirte que probablemente no tengas opción de poner estos trucos en práctica, porque no dejarás ni los bordes. Pide nuestras pizzas en Granada online, por teléfono, ven a recogerla o te la llevamos donde quieras.